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26 Apr
26Apr

De todo siempre aprendemos. Cada experiencia nos regala enseñanzas que nos ayudan a no cometer los mismos errores.

Siempre les digo que debemos viajar preparados, llevar artículos que podemos necesitar en cualquier momento, llevar ropa extra y piezas versátiles que puedas combinar con diferentes estilos, entre otras cosas. ¡Ay mamá si es que hasta el mejor cazador se le va la liebre! ¿Qué les quiero decir con esto? Que no fui preparada para este viaje. Hoy te invito que leas conmigo esta triste historia...

Era una tarde de abril en el hermoso Puerto Rico y yo debía tomar un vuelo a Filadelfia, Miami o Charlotte. Cualquiera de esos destinos nos llevarían al destino sorpresa que Marido nos tenía. El detalle es que de antemano ya conocía que las posibilidades de irme eran nulas. Todos los vuelos para salir de Puerto Rico estaban llenos y es que si conoces esto de viajar en stand-by sabes que es una tortura y que dependemos de que las personas se queden en la fila de TSA, se atrasen, olviden la hora del vuelo o se queden dormidos. Nuestros viajes siempre van a depender de otras personas y esta no fue la excepción. Así que sin poder lograr ninguno de estos vuelos y con una niña que deseaba salir de viaje, Marido nos consiguió un vuelo que nos llevaría a Orlando con otra aerolínea. Y ahí es cuando se puso buena la cosa.

Cuando reservo vuelos soy bien consiente que no me puedo ir sin antes verificar cómo se encuentran los vuelos para regresar a casa. ¡Heeeellooooo eso es ley! En fin, es aquí cuando aprendo la primera lección: SIEMPRE ENCÁRGATE TÚ DE BUSCAR TUS VUELOS. Salimos de Puerto Rico rumbo a Orlando y cuando llegamos, las búsquedas se centraban en cómo y por dónde regresaríamos a casa pues TODO estaba lleno. No habían vuelos disponibles hasta dos días después. Pero ya que, ya estábamos allá. Nos quedamos en casa de mi cuñada en Clermont para que ella pudiera ver y estar con su sobrina aunque fueran unas horitas. 

Entre decidir qué haríamos [debido al cambio repentino de destino], si regresaríamos a casa, si nos quedábamos en Orlando vagando por el aeropuerto y los apuros de Marido ya estaba a punto de colapsar. Decidió ir a Disney a llevar a la princesa a ver el aaaaastilo (sí, así mismo AAAAASTILLO) y Mimi Mouse. Yo no era que no quería ir, nunca puedo decir que no a Disney, simplemente yo NO VIAJE PREPARADA para un parque temático y mucho menos conociendo el poco tiempo que podría descansar la chica pues al otro día saldríamos de viaje. Yo puedo hacerlo sola, pero NO con una niña pequeña. Recorrer un parque temático es sumamente cansón, agotador y destructivo. Aún así fuimos. Mis planes eran ir a otros lugares de Orlando que no he ido y que fueran más pasivos considerando las circunstancias. 

Bienvenidos a Magic Kingdom

Estaba emocionada pues estaba esperando por este momento desde hacía mucho tiempo. Deseaba tanto poder ver la reacción de emoción de mi princesa cuando viera el castillo de Cenicienta que sentía que mi corazón estallaría. Ella estaba súper feliz y no paraba de mencionar el aaaaastillo. Llegamos y todo perfecto y sin problemas. El sol estaba azotando nuestra piel sin bloqueador en todo su esplendor. Hicimos la fila de como 35 minutos para retratarnos con Remi y Emille (primera vez que los veía). Estando allí vimos dos paradas. Obtuvimos nuestra foto y camino al aaaastillo viene de regreso la 2da parada. Nos detenemos pues yo quería una foto con los globos de Mickey Mouse. Estando allí esperando que las personas terminaran de comprar sus globos para preguntar y viendo la parada, una muchacha de las que estaba comprando globos se acerca a mi y me hace entrega de un globo para mi pequeña. Yo en estado de shock le agradezco una y otra vez. ¡Jetsy estaba más feliz que un perro con dos rabos y yo no podía creer su noble gesto y que además tuviéramos un globo! No fuimos los únicos afortunados pues compraron como 10 globos para regalar a diferentes personas. Sí, lo sé es el gesto más perfecto del mundo y yo estaba feliz de poder haber sido parte. Mi único sufrimiento era el de tener que vaciarlo pues claramente no podía ir en el avión. El globo estuvo dando cantazos con nosotros todo el tiempo y Jetsy no paraba de arrastrarlo por todas partes. Reservé los tres FastPasses permitidos en la app de Disney World para las atracciones que podíamos compartir los tres; Dumbo, Magic Carpets y Under the Sea para no perder mucho tiempo. 

Antes de ir a Dumbo nos detuvimos a ver el aaaastillo y vimos el show de las princesas quemándonos como bacalaítos fritos. Aahh pero no se pierdan el gran poder que tiene una fuente en mi hija. De camino al castillo logra ver una y hubo un giro de 180 grados para ver la fuente y se olvida del castillo. Whaaaaaaat!! ¡Mi momento arruinado por una fuente (jajaja)! Ya el sol nos estaba destruyendo y nosotros sin gorras ni bloqueador solar. Segunda lección aprendida: SIEMPRE LLEVA TU BLOQUEADOR SOLAR AUNQUE VAYAS A ESTAR ENCERRADA EN UN CUARTO. De camino a Dumbo quería una foto en una de las esquinas del aaaaastillo y ¿saben qué? Jetsy no quería (ya se estaba poniendo irritable y apenas empezaba la travesía) y Marido no quería sacar el trípode porque perdía mucho tiempo. Desisto de la foto y nos vamos rumbo a Dumbo. Salimos y deseaba una foto en la taquillera de la atracción, Jetsy peleando porque yo iba a sacarme una foto, pero ella tampoco quería salir. Entre una pelea y otra Marido se irrita por su comportamiento y estaba apurándome para que me sacara la foto. Salí de allí prendía' como un fósforo y aprendí mi tercera lección: NO PUEDO VIAJAR CON MARIDO. 

Estatus real de Jetsy para sacarse fotosOrdené la comida utilizando nuevamente la app y luego de comer continuamos nuestro rumbo por el parque. Jetsy estaba emocionada con todo lo que veía y más si eran princesas. Tuvimos la oportunidad de conocer y retratarnos con Ariel y su carita de emoción valía un millón de pesos. Estaba tan contenta que posó para las fotos y hasta le enseñó el globo de Mickey a Ariel. Dicho sea de paso la atracción de Under the Sea fue su favorita luego del carrusel. Marido quería ir a la de Pirates of the Caribbean y nos dirigimos allá. Hicimos la fila y en la fila Jetsy decide tomar leche; así que me siento a amamantarla a lo que la fila sigue avanzando. Ya cuando termina estoy lista para empezar a brincar cadenas para llegar a donde estaba Emmanuel y ella decide ir al baño. ¡Tremendo! Si me sigues en Instagram y ves mis stories debes saber que estamos de training. Viajar no fue un impedimento para continuar con su entrenamiento así que lo continuamos en la marcha. Para no verme tentada no me llevé muchos pañales y sí bastante ropa interior y cambios de ropa junto con una bolsa impermeable por si ocurría algún accidente. En fin, regreso como una loca brincando a toda velocidad las cadenas algo así como los corredores en las olimpiadas y pidiendo permiso a todo el que estuviera a mi paso para llegar hasta donde me estaba esperando Emmanuel. Llego justo a tiempo y por primera vez (sin tener que pedirla) nos toca la primera fila y ¿saben qué? ¡SE DAÑÓ LA MÁQUINA EN NUESTRAS NARICES! ¡Ay que bello es todo! Había corrido un maratón de 400 metros con vayas para que se dañara la atracción. Nos sentamos, Jetsy volvió a tomar leche (ya estaba biiiiiien cansada aunque no lo dijera), esperamos como 15 minutos y antes de decidir irnos le dimos unos minutos más y ¡BAN! funcionó. ¡Amén Jesús! Nos mojamos y eso es lo importante. Salimos a montarnos en Magic Carpets y no había fila por lo que cancelé el FastPass y lo utilizamos en la atracción de Buzz Lightyear. Me monté sola con ella y de ahí partimos a Buzz. Antes de ir a la atracción nos detuvimos frente al castillo que estaba vacío (milagro) a sacar la foto familiar que tanto quería. En esta ocasión Marido no tuvo problema para sacar el trípode, acomodarlo todo y capturar la foto más perfecta. Buzz Lightyear fue nuestra última parada antes de partir al aeropuerto

La foto perfecta

A estas alturas ya Marido me había dicho que del parque nos iríamos directo al aeropuerto a ver si lograba hacer el vuelo a Aguadilla con JetBlue. Yo estaba bien feliz como podrán imaginarse. Luego de un mega día de carreras nos tocaba irnos al aeropuerto sin bañarnos, cansadas, quemadas, con dolor en la ciática y con hambre. Ya mi copa se estaba desbordando. Las posibilidades de irme en ese vuelo de las nueve y pico (ni sabía la hora) eran bien pocas. Emmanuel como siempre desesperado, estaba apurándome para que caminara rápido. Tu sabes porque caminar con la ciática prendía es bien fácil y eso. Caminé sola, coja y aguantándome el muslo y la nalga y empujando la maleta con Jetsy a lo que él llegaba al counter a ver qué podía hacer. Nos enlistan en un vuelo a las cuatro de la mañana pero tampoco garantizaban. Yo no sabía si me quedaba, si me iba, dónde me quedaría... Un empleado me pregunta si necesito una silla de ruedas a lo que respondo que no. ¡Estaba tan molesta y frustrada! Y ahora pensándolo bien debí haber aceptado su noble oferta. Vamos a comer y princesa quería papitas. Vamos al BK y ¿saben qué? ¡No tenían papitas! ¡Allí no había nada! Otra gota más para la copa. Arrastrando la pata llego al gate (marido me había dicho que me adelantara) y notifico que estoy por ahí. Cambio a la bebé y le pongo su pijama. Iba a cambiarme y a darme un baño de gato en el baño pero en eso Emmanuel me dice que cree que no me voy en ese vuelo. Vamos a ir a otro terminal por el jurutungo [y yo coja] a ver si podía irme en otro vuelo pero para SJU. Le había escrito a mi papá que si salía en ese vuelo a BQN tenía que buscarme. Si tú sabes, porque salí de SJU y llegaría a BQN. Otro factor de estrés adicional. Antes de partir pregunta si cerraron el vuelo y ¿saben qué? ¡Quedaban dos espacios! "¡Corre, avanza que te vas!"- me gritó. Yo quería llorar. Eran asientos separados, tenía que registrar la maleta, no podía sacar mi ropa, ya estaba cansada de todo, me estaban apurando... comencé a llorar de la frustración. Fui la última en entrar justo antes de que cerraran el vuelo y las puertas. El asistente me ayudó moviendo a las personas de asiento para que pudiera estar con mi bebé que estaba cansadita, tenía mucho sueño y estaba triste por verme llorar por lo que también estaba llorando. Ya sentada, un angelito de viejita (Lala) tomó mi mano y comenzó a orar por mi y por mi bebé. Estuvimos hablando todo el vuelo hasta Aguadilla. Llegamos antes de tiempo y todo parecía estar bien hasta que la maleta tardó casi una hora en salir. Este es uno de los motivos por los que SIEMPRE VIAJO LIGERO y no registro maletas. Se pierde demasiado tiempo entre esperar la maleta (si llega) y a lo que llegas al carrusel. ¡Estuvimos esperando en el piso frio con una temperatura congelante que llegara a un carrusel que no queda a 100 pies de la pista! Vi el cielo cuando por fin salió. ¡Por fin ya me voy para mi casa!-grité en mi mente. Ya eran la 1:30 a.m.

Momento mágico del día: cuando vio a Donald

Mi papá me buscó, instalé el car seat de la bebé y partimos para casa. ¡Ya era feliz! ¡Mi héroe me había rescatado de esta pesadilla! Ver a mi papá siempre le da demasiada alegría a mi corazón, a mi vida y a todo mi ser. ¡Gracias Pape!

Así culminó esta travesía mágica. Sufrí más de lo que disfruté, aprendí mis lecciones y vi a mi princesa ser feliz. Esto último tiene el mayor peso. No vuelvo a viajar si no soy yo la que tiene el control de los vuelos. Sí, así somos, controladores. Debut y despedida baby. 

Fin

Kazahira

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